La lección de María Branyas: Cómo el estudio de la persona más longeva del mundo nos da un mapa para vivir más y mejor

Una investigación científica pionera desvela las claves de su longevidad: un “cóctel genético”, una edad biológica sorprendente y el poder de un yogur diario.

María Branyas Morera, que nos dejó a los 117 años como la persona más longeva del mundo, no fue solo testigo de un siglo de historia. Su vida, y el legado que nos dejó al aceptar ser estudiada, se han convertido en un faro para la ciencia del envejecimiento. La Fundación Longenia, que trabaja para que todos los avances médicos que mejoran la salud, especialmente durante el proceso de envejecimiento, sean accesibles y asequibles para todas las personas, se enorgullece de compartir los hallazgos de un estudio sin precedentes que podría cambiar la forma en que entendemos la salud en la vejez.

Un equipo de unos cuarenta científicos liderados por el Dr. Manel Esteller realizó el análisis multiómico más exhaustivo jamás hecho a un ser humano de tan avanzada edad. Los resultados, que han fascinado al mundo científico, demuestran con claridad que la vejez no tiene por qué ser sinónimo de enfermedad. A pesar de que sus células mostraban signos de envejecimiento, su organismo funcionaba con una resiliencia asombrosa. ¿Cuál era su secreto?  

La paradoja de los telómeros cortos

Los telómeros son los extremos de nuestros cromosomas y, hasta ahora, se pensaba que su longitud era un cronómetro de nuestra vida. María Branyas desafió esta idea. Sus telómeros eran los más cortos jamás registrados en una persona sana, un 40% más cortos que el promedio. Sin embargo, su salud era excelente. Este hallazgo sugiere que los telómeros son un reloj de la edad cronológica, pero no un indicador de nuestra salud biológica. Es más, los investigadores especulan que la erosión extrema de sus telómeros pudo haberla protegido del cáncer.  

Un organismo 23 años más joven

El estudio de sus células demostró que, a nivel biológico, María era mucho más joven de lo que indicaba su pasaporte. Los análisis epigenéticos, que miden la edad real de las células, revelaron que su edad biológica era entre 17 y 23 años menor que su edad cronológica. Esta “juventud epigenética” y la robustez de sus mitocondrias – las “centrales de energía” de las células – explican su resistencia a las enfermedades y por qué su cuerpo se mantenía protegido contra el daño molecular.  

El poder de un microbioma “casi juvenil”

El estudio de su microbioma intestinal fue uno de los hallazgos más sorprendentes. A diferencia de la mayoría de las personas mayores, su microbiota era excepcionalmente diversa y rica en Bifidobacterium, una bacteria beneficiosa. ¿El secreto para mantener este ecosistema interno? Los investigadores señalan un detalle crucial: María consumía a diario unos tres yogures. Esta simple práctica de su estilo de vida se alinea con la ciencia detrás de un intestino sano, lo que a su vez se relaciona con un sistema inmune fuerte y un metabolismo eficiente.  

Más que genética: una vida de optimismo y resiliencia

Aunque su longevidad se debe en parte a un “cóctel genético protector” , los investigadores insisten en que ella “supo jugar bien sus cartas”. La ausencia de hábitos tóxicos, una dieta mediterránea sin procesados y, sobre todo, su actitud, fueron cruciales. A pesar de las tragedias personales, María fue una persona “muy equilibrada, sin estrés” y con una sonrisa que “iluminaba la habitación”. Como señaló un investigador, “no es tanto lo que vives, sino cómo lo encajas”.  

Un mapa para la humanidad

El legado de María es invaluable. Su caso nos proporciona un “mapa biológico detallado” sobre cómo es posible envejecer con salud y dignidad. En la Fundación Longenia, creemos que este conocimiento es la base para desarrollar futuras terapias y fármacos que, actuando sobre estos mecanismos, puedan replicar el “efecto supercentenario” para toda la población. Su vida es una prueba viviente de que el futuro de la medicina no es solo vivir más, sino vivir mejor.

En Fundación Longenia trabajamos para que todos los avances médicos que mejoran la salud, especialmente durante el envejecimiento, sean accesibles y asequibles para todas las personas.

FUENTES:

El modelo multiómico del individuo con la esperanza de vida más extrema

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